200 g harina de repostería
100 g de mantequilla fría
2 cucharadas de azúcar (sólo si es para recetas dulces)
1 pizca de sal
1 taza de agua muy fría
Colocamos el bol en la batidora, tapamos y pulsamos entre cuatro y cinco veces para que la harina y la mantequilla se mezclen. La textura que buscamos es como de arena gruesa, con pequeños trozos de mantequilla.
Los trozcitos se fundirán con el horneado y dejarán en la masa un huequitos que hacen que esté súpercrujiente y hojaldrada. Para que la masa tome forma tendremos que añadirle entre 3 y 5 cucharadas de agua muy fría, dependiendo de la harina y la cantidad de agua que absorba.Empezamos con 3 cucharadas de agua y pulsamos hasta que esté bien repartida. Si es necesario añadirle más agua, añadimos de poquito en poquito un máximo de 2 cucharadas más.
Está lista si te pones un poco de masa en la mano, aprietas el puño y la masa se mantiene unida, de una pieza. Si no batimos un par de veces más, para que se reparta mejor la masa sin necesidad de añadir más agua.
Colocamos la masa en un trozo de papel film y formamos un paquete, presionando y prensando las miguitas, hasta formar un bloque. Los guardamos en la nevera un mínimo de 30 minutos para que vuelva a enfriarse y el gluten se relaje.
Sacamos de la nevera, la estiramos con cuidado y la ponemos en el molde. Pinchamos con un tenedor toda la superficie. Parea que no se vaya a encoger, una vez colocada en el molde, meter en la nevera otra media hora para que el gluten se relaje después del manipulado pero no es imprescindible si estáis seguros de que la masa está fría.